Desde la declaración de la pandemia y durante su transcurso, todos los sectores productivos vivieron sus respectivas transformaciones y contratiempos, el sector inmobiliario fue uno más, y dentro de éste, la obra nueva también pasó lo suyo.
Sin embargo, con el paso del tiempo, después que el confinamiento estricto de todo el territorio nacional terminara, la reactivación de las construcciones continuó de manera efectiva, gracias a que la mayoría de promociones se hacían en la preventa sobre plano.
Durante el año presente se ha visto que la compraventa de obra nueva ha mantenido un alza continua, en algunas partes por encima de la vivienda de segunda mano. Y por otra parte, los visados han crecido un 20%.
Los hábitos y la demanda de los consumidores han dado un giro en muchos sentidos, por ejemplo, los compradores e inversionistas buscan viviendas más nuevas, con apertura a los exteriores teniendo terrazas y vistas agradables, además de ser más grandes. Por el confinamiento y el teletrabajo muchos españoles decidieron cambiar de vivienda, pero a esta situación se le añade que una propiedad es una inversión más segura y estable, si se compara con que los valores de la bolsa no son rentables por los intereses en negativo que llevan buen tiempo, sin tendencia a cambiar.
Otro de los cambios que se observan están en el perfil del producto para la venta, junto con la zona de ubicación de los mismos. Las ventas de propiedades grandes, con zonas comunes y en la periferia de las ciudades, han crecido significativamente.
El sector inmobiliario ha visto grandes cambios entre los productos ofrecidos, es así que los precios de las viviendas de segunda mano, junto con los alquileres están bajando desde el año pasado, mientras que la vivienda nueva tiene incremento en su valor. Los expertos consideran que los precios de la obra nueva están y seguirán al alza durante los próximos meses. Si bien las viviendas aumentaban su valor por determinadas características como tener terrazas o balcones grandes, jardines, patios y zonas exteriores, ahora también se suma que las materias primas de construcción han aumentado su precio por el desabastecimiento.
Los expertos señalan que la obra nueva se encuentra en sus valores más altos en los últimos diez años, y sus incrementos se encuentran entre el 4% y el 20% según las características de la vivienda en venta. Todo esto, comparado con la situación de la vivienda de segunda mano, que se ve su reducción cercana al 20%, por lo cual la brecha entre uno y otro producto se ha ampliado y así continuará para los próximos años.
En lo que queda de este año el mercado cerrará positivamente, con un posible aumento entre el 7% y 10% en las ventas, mientras que los precios se incrementarían en un 5%.
De cara al 2022, los expertos consideran que la obra nueva tendrá grandes ventajas para el comprador, puesto que se llevará una vivienda en óptimas condiciones, gracias a las mejoras en el diseño que busca aprovechar toda la superficie de construcción, además de la luz natural y brindar servicios adicionales como piscina y garaje.
La posible desventaja de la situación podría ser que las nuevas promociones generalmente se encuentran fuera de las zonas consolidadas de las ciudades, haciendo falta otro tipo de infraestructura adecuada, además de su mayor precio frente a la vivienda de segunda mano.
Por otra parte, se espera el desarrollo de la nueva Ley de Vivienda, donde estaría la posibilidad que las constructoras y promotoras privadas estén obligadas a reservar el 30% de la obra nueva para colocarla como vivienda protegida; de este porcentaje la mitad se destinará al alquiler social para los más vulnerables.
Las previsiones para el próximo año muestran una demanda sólida, junto con una oferta ajustada a las necesidades de los compradores, con un alza moderada de los precios entre el 2% y el 5%.
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