Durante mi "juventud" me dediqué a la música y fui batería durante casi 8 años de un grupo de rock. Ha sido mi gran pasión toda la vida.
Por el resto, siempre me he adaptado a todo, pocas cosas habrá que no me gusten, aparte de las malas formas.
Antes de entrar en esta bella profesión, estudié carpintería y diseño con el objetivo de dedicarme al interiorismo y las reformas, y así fue. Pero al final del todo, con lo que más disfrutaba era con la gente, con todas esas personas que me pedían consejo sobre cómo hacer las cosas, y que aún cuentan conmigo cuando les surgen dudas. El trato personal era sin duda la mejor parte del trabajo y me atrevería a decir que de cualquier trabajo.
Por eso cuando tuve la oportunidad, decidí hacerme asesor inmobiliario.
Me encanta tratar con las personas a pie de calle, con sus dudas, miedos y problemas, y poder ayudarles tanto a vender como a comprar resolviendo todas esas incertidumbres que tengan.
Me considero una persona de corazón, siempre he empatizado mucho con los problemas de la gente y he intentado ayudar en todo lo que he podido.
No he tenido mucho, pero lo poco que he tenido lo he compartido sin esperar nada a cambio. Nunca se ha tratado de mí, sino de qué puedo dar de mí mismo a los demás.
Soy cordial, creo que meticuloso y siempre me ha gustado tener un procedimiento a seguir para lograr mis objetivos.
Esta vida me ha enseñado dos cosas. La primera, que los pedantes sobran. Y la segunda, que el miedo al rechazo son los ladrillos que sustentan el muro de la soledad y me encanta romper las barreras que nos separan.
Así que, si buscáis a alguien con corazón, sincero, transparente, trabajador y que hará todo lo posible por ayudaros, contad conmigo.